La actual pandemia mundial también trae consigo la reflexión sobre el significado espiritual del coronavirus para la humanidad. El creciente número de víctimas y personas infectadas, así como su incontrolable propagación en decenas del países, impacta desde todo punto de vista en la vida de las personas sin distinción alguna. Es evidente que el principal sentimiento de todos es el de la vulnerabilidad, percibir que se es totalmente indefenso ante un enemigo invisible y aún desconocido.
Adicionalmente, el equilibrio mundial también se ha visto trastocado, impactando también en el sector económico que se ha sumergido en una depresión que implica que tanto particulares como empresas vean comprometidos sus ingresos y sus medios de subsistencia.
La vida, tal y como todos la conocen hasta ahora, ha cambiado dramáticamente. Un momento propicio para la introspección. Todo aquello que era considerado como inmutable, hoy en día se ha visto afectado. Nadie sería capaz de pensar hace algunas semanas atrás que el ritmo del mundo se detendría y las personas deberían permanecer resguardadas en sus casas so pena de perder la vida.
Los individuos deben buscar sentido a todo cuanto están viviendo. Conectar todas sus emociones y pensar siempre que todo será superado.
Hacer pausa y valorar todo cuanto existe: la libertad, el contacto social, las relaciones humanas, la naturaleza, todo aquello que incluso el dinero no puede comprar. Finalmente, será posible que las personas asuman una nueva consciencia de cómo debe ver la vida y valorar cada instante.
En la tradición judía, existe un día específico de la semana para parar, precisamente para permanecer en contacto con la familia, reflexionar, reconectar y pensar.
Por su parte, la religión católica vive el tiempo de Cuaresma que se traduce como conversión. Cronológicamente se ubica cuarenta días antes de la Pascua y es la etapa del año en el que la Iglesia llama a sus fieles al recogimiento y la reflexión. Coincidencia o no, la cuarentena obligatoria que tienen que enfrentar quienes tienen o sospechan tener el coronavirus, también es un periodo de introspección del alma.
ETAPA DE TRANSICIÓN ENTRE ERAS
El significado espiritual del coronavirus nos invita a pensar que el mundo necesita unirse. Representa una oportunidad para que países y culturas diferentes que muchas veces se encuentran enfrentados por diferencias que parecen irreconciliables, puedan percibir que es hora de juntar esfuerzos para salir adelante.
Los días que están por venir podrían implicar que los individuos cuestionen la forma en que consumen sus recursos ya que nada estará garantizado. El papel protagonista de cada individuo será vital.
VALORAR LA VIDA Y CADA UNO DE SUS INSTANTES
Aquello que hasta ahora pareciera parte de la rutina diaria y hasta un derecho adquirido, hoy en día se ha perdido. Las personas permanecen en sus casas, sin contacto alguno, con la esperanza de que su comportamiento pueda hacer algo para evitar que la situación empeore. Cuántas veces nos quejamos innecesariamente de situaciones que consideramos terribles y que podrían ser asumidas de forma diferente.
El coronavirus ha puesto sobre la mesa la necesidad de comprender que las cosas pueden cambiar en segundos y todos podemos hacer algo para hacer que la humanidad tome un giro diferente.
Puede ser una buena práctica el llevar un pequeño diario de gratitud. Valorar un nuevo día de vida, el desayuno con la familia, jugar cartas con los hijos, ver un programa en la televisión, situaciones simples que son capaces de llenar el espíritu en momentos en que las personas requieren alimentar el alma.
MANTENER PENSAMIENTOS POSITIVOS
Durante este periodo es fundamental que las personas mantengan sus pensamientos positivos. No permitir que el miedo les paralice y caigan en depresión y en la negatividad. Reflexionar sobre la manera en que se ha vivido y de cuántas veces se ha juzgado a los demás sin ponerse un instante en sus zapatos. Sumar más en lugar de criticar.
VIVIR CON POCO SIN GRAN OSTENTOSIDAD
Otro punto importante que llama a la reflexión es el hecho de que un virus con estas características ataca a todos por igual. No importa si se tienen grandes recursos, si se pertenece a una clase social o se encuentra en una nación poderosa, todos pueden ser contagiados.
En muchos contextos, existe el racionamiento de alimentos y otros recursos. En consecuencia, las personas han comenzado a pensar que de nada sirve el dinero sin no se tiene salud y no se preserva la vida. Resaltar la simplicidad, lo genuino, aquello que se valora, pero se olvida.
MAYOR ACERCAMIENTO ENTRE LAS FAMILIAS
El permanecer dentro de sus hogares también permitirá que las familias rescaten sus vínculos, muchas veces desgastados por la tecnología y el trabajo. Esta introspección es necesaria cuando las personas temen perder sus afectos. Los especialistas aseguran que es recomendable que puedan realizarse actividades comunes que generen sinergia.
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